La crítica ha dicho:«Tozuda en su papel de la intelectual atávica, no hay jardín de su tiempo en el que no se atreva a adentrarse armada con un machete personalísimo. […] Natalia Ginzburg no teme ser un verso suelto y se manifiesta en
Vida imaginaria, con una prosa tan clara que deslumbra, sobre lo que odia y lo que ama».
Natalia Araguás,
El Periódico de España «Solitaria,única y real, [artículos escritos] con un sentido autocrítico vigoroso, característico de quien no teme la verdad».
Miquel Escudero, El Imparcial
«Lo que ocurre es que Ginzburg, con su estilo, convertirá en universal su pensamiento particular, la leamos dentro de dos o dentro de sesenta años. Siempre será genial y siempre estará presente, como ahora, Natalia Ginzburg».
Blumm, Zenda
«Una creación absolutamente original a través de una escritura sencilla y directa. […] Revelador [y] lúcido».
Guillermo Balbona, El Diario Montañés
«Los textos de Natalia Ginzburg son transparentes, como si se nos enseñara no solo el texto sino el pensamiento profundo que lo sustenta. De Ginzburg se decía que pertenecía a la poética del susurro».
Juan Cruz, El Periódico
«Los textos de Vida imaginaria muestran a una escritora clara, comprometida y visionaria que escribe sin dobleces de cualquier tema. […] Leer a Natalia Ginzburg siempre es aprender».
Aloma Rodríguez, El Mundo
«A la Ginzburg hay que leerla siempre aunque no se esté de acuerdo».
Laura Revuelta, El Mundo
«Humilde y lúcida, transparente y precisa».
Íñigo Domínguez, El País
«El empleo de la primera persona en Natalia es algo más que un recurso narrativo: es la forma de expresar una relación con el mundo, una relación directa, nunca psicologizada, nunca intelectualizada, nunca poetizada. El secreto de la sencillez de Natalia reside aquí».
Italo Calvino, La Stampa
«Natalia Ginzburg, cuando escribe, se muestra segura; no titubea, no retrocede, no necesitaaparentar afectación ni artificio. Sus palabras, más que sencillas, son exactas».
Nadia Terranova, Tutto Libri
«Sus palabras eran siempre de una luminosa precisión, […] directas, incisivas como un bisturí».
Giulia Alberico, L’Osservatore Romano